El Maestre Seth ha estado al frente del capítulo de los Desgarradores
de Carne durante los últimos cien años. En este tiempo ha experimentado
muchas grandes victorias, pero también ha visto a demasiados de sus hermanos de
batalla caer victimas de la Rabia Negra. Ha
desarrollado una notable animadversión hacia la mayoría de ejércitos imperiales
con los que ha luchado. Los Comandantes de la Guardia Imperial y de las Adeptas Sororitas a
menudo son simplemente ignorados, mientras que los Marines de otros Capítulos se
frustran al comprobar el impetuoso deseo de Seth por destruir a todos los
enemigos de manera instantánea.
En batalla, Seth siempre marcha en primera línea de combate junto a sus
hombres y los guía en increíbles actos de violencia y salvajismo. Cuando la
presencia de los Desgarradores de Carne sobre el campo de
batalla no es necesaria, se vuelve taciturno y malhumorado, pues se preocupa por
la perdición que espera a su Capítulo, de la que él tiene certeza de que es
imposible escapar.
Gabriel Seth se convirtió en el Señor de los Desgarradores en un momento en
el que dicho Capítulo estaba al borde de la desaparición. Milenios de salvajismo
sin control habían convertido a los Desgarradores en unos marginados, que
generaban desconfianza en la mayoría de fuerzas de combate del Imperio. Para los
demás Capítulos de Marines Espaciales, los Desgarradores estaban apenas a un
paso de convertirse en renegados, y hasta la Inquisición quería investigarlos.
Aún peor, las mutaciones en la semilla genética de los Desgarradores hablan
exacerbado la maldición de Sanguinius, incrementando la incidencia de la Rabia
Negra. Incluso aquellos Desgarradores lo bastante afortunados como para escapar
a la Rabia Negra se acababan viendo dominados por una furia sangrienta que
inevitablemente les costaba un gran número de bajas innecesarias cada vez que el
Capitulo iba a la guerra.
Bajo el liderazgo de Seth, el planeta Cretacia, mundo capitular de los
Desgarradores, fue convertido en poco más que una masiva armería automatizada y
centro de reclutamiento. La mayor parte del tiempo, el grueso de las fuerzas del
Capítulo están fuera del planeta, llevando a cabo rutas de patrulla describiendo
grandes arcos a través de los sistemas Segmentus Ultima y Tempestus, mientras
los Bibliotecarios rastrean el éter en busca de llamadas astropáticas pidiendo
ayuda. Por tanto, no es extraño que los Desangradores suelan formar parte de la
primera oleada de refuerzos que lleguen a un planeta en guerra, con el propio
Seth liderando acciones de abordaje sobre las naves de bloqueo enemigas, o
contraataques sobre las zonas de desembarco antes de que el enemigo pueda
establecer la más mínima cabeza de puente
Seth es consciente de que no hay modo de mitigar o restringir el ansia de
sangre de sus Hermanos de Batalla, y de hecho él mismo es tan vulnerable como
los demás a dicho mal. No obstante, cuando consiguen ser de los primeros en
lanzarse a una batalla, y combatir aislados de otras fuerzas de su mismo bando,
consiguen disimular bastante bien incluso sus peores excesos (por ejemplo, los
daños colaterales entre aliados) que años atrás eran la "marca de la casa" de
los asaltos llevados a cabo por el Capítulo. Ahora, mundos enteros que renegaban
completamente de los Desgarradores los adoran como a sus salvadores, y a Seth
como al portador de dicha salvación.
Aún es demasiado pronto para saber si la estrategia de Seth acabará dando
frutos, si los Desgarradores podrán recuperar su lugar en el panteón de
honorables defensores del Imperio del Hombre. Pese a sus intenciones, Seth ha
hecho en realidad muy poco por paliar la desconfianza de sus críticos más
acérrimos, que tienen demasiado frescos en la memoria los numerosos planes que
se han visto frustrados debido a los impetuosos y temerarios asaltos de los
Desgarradores. Sin embargo, para el Señor del Capítulo estas consideraciones
tienen muy poca importancia, porque en su corazón nunca ha abandonado la
esperanza de que el Capítulo pueda de algún modo milagroso salvarse de la
desaparición. Se trata de una esperanza posiblemente vana, pero al fin y al cabo
sólo el tiempo acabará dictando qué destino espera a los Desgarradores.
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