jueves, 30 de agosto de 2012

Kossolax el Perjuro

Kossolax el Preponderante es una de los más peligrosos paladines de la Legión Traidora de los Devoradores de Mundos. Ha estado luchando en numerosos campos de batalla durante los últimos 10.000 años y aunque sus logros no llegan ni a los tobillos de Kharn el Traidor, es uno de los más importantes paladines del dios de la sangre.

La carrera de Kossolax se remonta a los años de la Gran Cruzada cuando era sargento de una escuadra de asalto de la 3ª compañía de los Devoradores de Mundos. Cuando estos siguieron el ejemplo de Angron abrazando la fe de Khorne, él estaba entre los primeros. En aquella época su nombre era Solax.
Cuando Angron traicionó al Emperador, se lanzó a una campaña de genocidio planetario por los dominios del Imperio sin precedentes por sus salvajismo y brutalidad, que culminó con el asedio a Terra, Solax estuvo allí con su escuadra, que montó el legendario Rhino llamado Barbarus, y que se ha convertido en su Rhino de mando actual.
Durante el periodo que la legión de los Devoradores de Mundos ha estado peleando por el Ojo del Terror y en el espacio Imperial durante las Cruzadas negras, Solax ha ido escalando posiciones y ahora controla toda una compañía de berserkers. Durante la 13ª Cruzada Negra se tuvo que enfrentar en Agripina a los Ángeles Sangrientos, dirigidos estos por el Sacerdote Sanguinario Numitor. Sabiendo que sus fuerzas no eran rivales de los Ángeles Sangrientos ya que los superaban en número e igualaban en ferocidad, decidió invocar a los demonios de Khorne para que le ayudaran, asesinando a los cultistas que le habían ayudado a tomar la cuidad colmena, sacrificándolos en gran número y de forma traicionera. Se dice que la sangre fue tan abundante que fluía como ríos y caía en cascadas.
Cuando los Ángeles Sangrientos llegaron, Kossolax el Preponderante había conseguido invocar un Devorador de Almas que despedazó a las primeras filas de los marines. Numitor avanzó y consiguió detener al demonio unos breves instantes gracias a un poderoso golpe, pero el demonio se recuperó con facilidad y le arrancó el brazo, con su látigo demoniaco, con dicho brazo Numitor sostenía el cáliz que guardaba una parte de la sangre de Sanguinius. Entonces se hizo el silencio entre los Ángeles Sangrientos ante tamaña blasfemia hasta que Numitor, cayendo al suelo, gritó las palabras del Rito de la Exsanguinación, lo que provocó que los hermanos de la Compañía de la Muerte entraran en un frenesí destructivo sin igual y despedazaran al Devorador de almas pese a sufrir innumerables bajas en el intento para acabar con la bestia. La furia se contagió al resto de Ángeles Sangrientos y se lanzaron contra las tropas de Kossolax, superando en salvajismo a los berserkers, derrotándolos y dispersándolos.

Pese a las terribles bajas, el capítulo celebró la expurgación del demonio.

De Kossolax no se sabe nada hasta la fecha y se cree que desapareció en las profundidades de la colmena con los restos de sus fuerzas. Numitor, con un brazo biónico recién implantado, a jurado que lo encontrará y lo matará, cueste lo que cueste, para vengarse de la afrenta.

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