En 999.M41 se detectó la corrupción del Caos en el mundo de Thracia, por
lo que las fuerzas imperiales se movilizaron rápidamente para
neutralizar el peligro. La mitad de la guarnición planetaria estaba
corrompida. Y lo que era peor, los informes reflejaban la presencia de
los Marines Espaciales del Caos de los Amos de la Noche.
Las fuerzas leales repelieron a los pobremente equipados traidores
antes de que las unidades de la Guardia Imperial estuvieran en posición
para lanzar una gran ofensiva contra la ciudad-capital de Mercia. Antes
de poder lanzar el asalto, tenían que destruirse seis puentes en el
flanco derecho imperial para evitar que las fuerzas del Emperador fueran
atacadas mientras avanzaban. Las tormentas eléctricas impedían su
demolición desde órbita, pero se creía que los puentes estaban
defendidos solo por pequeñas unidades de rebeldes y, por tanto, eran
vulnerables a un ataque terrestre. Se desplegaron algunos destacamentos
de Ultramarines por medio de cañoneras Thunderhawk para capturar y
destruir los puntes con cargas de fusión.
Puente dos-cuatro, una gargantuesca estructura de bloques de
rococemento y vigas de adamantium, capaz de soportar el paso de tanques
superpesados como el Baneblade, era el elemento central de toda la
operación, por lo que sud estrucción fue asignada a la 4ª Compañía de
Ultramarines. Tras un breve tiroteo, la guarnición rebelde fue repelida y
el puente y ambos accesos fueron capturados. Mientras los Tecnomarines
colocaban las cargas para destruirlo, el grueso de la Compañía Idaeus
aseguró el acceso oriental, atentos a cualquier avance de las fuerzas
del Caos por las llanuras cubiertas de niebla.
En pocos minutos empezaron a caer proyectiles sobre las
posiciones de los Marines Espaciales. Cuando las primeras explosiones
llenaron el aire, d ela niebla surgió un masivo contraataque del Caos en
dirección al puente. La maniobra de los Ultramarines había sido
anticipada por los Amos de la Noche, por lo que una fuerza considerable
estaba atacando las posiciones de la 4ª Compañía. Aunque sus fuerzas
estaban en apuros, Idaeus sabía que retroceder con la misión inacabada
representaba dejar el flanco derecho imperial vulnerable.
Bajo el firme liderazgo de Idaeus, la 4ª Compañía retrocedió poco
a poco, sacrificando sus vidas para ganar el tiempo suficiente para que
los tecnomarines completaran su misión. Una vez colocadas las cargas,
Idaeus hizo que sus hombres se retiraran por el puente y ordenó a la
Thunderhawk una extracción mientras se preparaba para detonar las
cargas. Los Ultramarines se retiraron ordenadamente; pero, antes de que
el puente pudiera ser volado, el tecnomarine que llevaba los detonadores
quedó desintegrado por el impacto directo de un obús. Y lo peor era que
mientras la Thunderhawk se acercaba a la retaguardia de los
Ultramarines, un cañón antiaréreo Hydra oculto la derribó.
Con la misión incompleta y su retirada cortada, los Ultramarines
ocuparon los búnkeres y posiciones artilleras del extremo occidental del
puente, preparados para defender la posición hasta el último hombre.
Idaeus envió aviso al ejército imperial y ordenó que otra Thunderhawk
recogiera a sus hombres. Durante el resto de la noche, los servidores
del caos asaltaron el puente y cada vez fueron repelidos por
disciplinadas descargas de proyectiles bólter. Cerca del amanecer, una
pausa en los combates permitió a Idaeus la oportunidad de enviar un
grupo a detonar manualmente los explosivos. La maniobra acabó en fracaso
y ninguno de sus hombres fue vuelto a ver hasta el amanecer.
Al salir el sol, transportes rhino con los colores de los Amos de
la Noche atravesaron el puente cubierto de cascotes. Los Ultramarines
tomados prisioneros durante la noche habían sido clavados a los
vehículos con sus cajas torácicas abiertas y sus entrañas esparcidas.
Ardiendo de rabia, Idaeus dirigió una contracarga por entre los arcos
del puente. Algunos dicen que la rabia del capitán ése día era tal que
destripaba a sus enemigos a manos desnudas, y nadie puede negar que el
ataque de los Amos de la Noche fue derrotado más rápidamente de lo que
ningún defensor habría esperado. Sorprendidos por la valerosa rabia de
los Ultramarines, los Amos de la Noche retrocedieron una vez más,
dejando los cadáveres que tan inmisericordemente habían profanado en
manos de los Ultramarines. El ataque fue repelido, pero no había duda
alguna de que habría más antes de finalizar el día. Menos de una quinta
parte de los Ultramarines que habían iniciado la operación seguían con
vida, e Idaeus sabía que no podrían repeler un nuevo asalto. Ignorando
las súplicas de sus sargentos, partió el sólo en un intento suicida de
hacer volar el puente.
Corriendo entre los cascotes cubiertos de humo y acribillados por
las balas, Idaeus llegó a la primera de las cargas de demolición justo
cuando la thunderhawk de rescate aterrizó en el acceso occidental al
puente, fuera del alcance de las posiciones antiaéreas enemigas.
Activando el comunicador, Idaeus ordenó al resto de Ultramarines que se
retiraran siguiendo las órdenes del Sargento Uriel Ventris mientras los
Amos de la Noche iniciaban un nuevo asalto. Los Ultramarines
supervivientes se retiraron bajo fuego hacia la thunderhawk e Idaeus
esperó hasta el último segundo posible antes de detonar la primera
carga. En una reacción en cadena, el resto de cargas explotaron
destruyendo a Idaeus, el puente y buena parte de las tropas de los Amos
de la Noche, que estaban realizando el asalto en una explosión que pudo
oírse en kilómetros a la redonda.
Aunque el coste había sido alto, el ataque a través del puente
dos-cuatro había sido neutralizado. Con el flanco derecho seguro, el
ejército imperial avanzó sobre Mercia y aplastó toda resistencia en
pocos días. Menos de dos meses después, el planeta volvía a estar bajo
control imperial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario